Las aventuras de Tintín El estilo de Hergé: la línea clara
Los álbumes
de Tintín, como el resto de la obra de Hergé, tienen un estilo gráfico
característico, conocido desde 1973 como «línea clara», seña de identidad de la llamada
«Escuela de Bruselas», en contraposición con la «Escuela de Marcinelle», a la
que pertenecieron otros grandes autores de la historieta belga, como Jijé o Franquin. El estilo de Hergé, que tiene su
origen remoto en la obra de autores estadounidenses de comienzos del siglo XX,
como George
McManus, llega a su
plenitud sobre todo a partir de los años 40, con la introducción del color.9
La «línea
clara» se caracteriza por descartar los efectos de luz y sombra, las texturas y
las gradaciones de color en favor de colores planos, sin matices.
El trazo, que no pretende ser expresivo, es de un espesor idéntico en todos los
elementos del dibujo (personajes, decorados, etc.).
Las viñetas, casi siempre rectangulares, tienen una
distribución regular en la página. Los movimientos de los personajes son
siempre de izquierda a derecha, en el sentido de la lectura:
Cuando
dibujo a un personaje corriendo, por regla general va de izquierda a derecha,
en virtud de esta sencilla regla; y además, esto corresponde a una costumbre
del ojo, que sigue el movimiento y que lo acentúa; de izquierda a derecha la
velocidad parece mayor que no de derecha a izquierda (Sadoul, 1986, p. 56).
Los
personajes están a medio camino entre lo realista y lo caricaturesco. Un rasgo
característico es la minuciosidad con que se dibujan los escenarios, repletos
de detalles. Esto conlleva un importante trabajo de documentación, que en Las
aventuras de Tintín se convirtió en fundamental sobre todo a partir
de El Loto Azul. Comparando las viñetas de Hergé con las
fotografías que utilizó para documentarse se comprueba la fidelidad minuciosa
de sus dibujos. Se ha descrito en Las aventuras de Tintín una
cierta "obsesión por el objeto",que lleva a Hergé a dibujar con
meticulosa precisión todo tipo de cosas, que configuran lo que el propio autor
denominó el "museo imaginario de Tintín". Algunos de estos objetos se
han convertido en auténticos iconos del siglo XX, como el cohete lunar a
cuadros blancos y rojos de Aterrizaje en la Luna.
Para Hergé,
la línea clara no era sencillamente una cuestión de estética. Su depurado
grafismo está siempre al servicio de la narración: de hecho, la claridad visual
tiene como objetivo principal facilitar al lector la comprensión de la
historia.