Las aventuras de Tintín Primeras aventuras (1929-1934)
Muy
probablemente, el destino de la primera aventura de Tintín fue decidido por el
abate Wallez, fervoroso anticomunista: no se trataba solo de entretener a la
juventud, sino de mostrar los supuestos peligros que entrañaba el comunismo. Basado en un libro bastante popular en
la época que denunciaba estos peligros, Moscou sans voiles ("Moscú
sin velos", 1928), de Joseph Douillet (Assouline, 1997, p. 42), Tintín en el país de los soviets narra la incursión del reportero,
ya acompañado por su fiel mascota, el fox terrier Milú, en la Rusia
soviética, insistiendo
continuamente en las perversidades del régimen comunista. El dibujo de Hergé es
todavía bastante rudimentario (Farr, 2002, p. 15), y muestra claramente la
influencia de historietistas estadounidenses como George McManus.
La
historieta tuvo un gran éxito entre el público belga: cuando terminó de
publicarse, en mayo de 1930, se escenificó en la Estación del Norte de Bruselas el regreso de Tintín a Bélgica. El personaje, representado por
un boy scout de quince años, fue recibido por una auténtica
muchedumbre (Assouline, 1997, p. 45). Gracias a esta gran
popularidad, a partir de ese año sus aventuras comenzaron a publicarse también
en Francia, en un semanario católico, Coeurs Vaillants.3 Ese mismo año otros personajes de
Hergé, Quique y
Flupi, hicieron su
aparición en las páginas de Le Petit Vingtième.
La segunda
aventura de Tintín tuvo como escenario el Congo belga, y es una abierta apología de las
ventajas del colonialismo, con ciertos tintes racistas. Predomina un discurso paternalista
acerca de la dominación colonial, vigente en la sociedad belga de la época.
Algunos de los aspectos más controvertidos del álbum fueron eliminados en
ediciones posteriores. A pesar de ello, el cómic continúa siendo objeto de
polémica, como lo demuestra la controversia ocasionada por su reciente
reedición en el Reino Unido, en 2007.
Al término
de la aventura de Tintín
en el Congo se
descubre que un grupo de gánsteres de Chicago, dirigido por Al Capone, planea hacerse con el negocio de
los diamantes en el Congo, anticipando ya la que sería la tercera
de las aventuras del reportero, Tintín
en América. En
efecto, en la siguiente historia, que empezó a publicarse en septiembre de 1931
en las páginas de Le Petit Vingtième, el joven reportero y su
inseparable fox-terrier visitan Estados
Unidos, donde el
protagonista no solo logra desbaratar los planes criminales de Capone, sino que tiene tiempo para hacer una
visita a los pieles rojas, largamente idealizados por Hergé desde
su época de boy scout. Por primera vez, el personaje de
Tintín toma decididamente partido por los derechos de una minoría oprimida,
denunciando enérgicamente el abuso de que son objeto los indios en los Estados
Unidos.
En el
siguiente episodio de sus aventuras, Los
cigarros del faraón,
inicialmente titulado "Las aventuras de Tintín en Oriente", Tintín
inicia un periplo que lo llevará a nuevos escenarios exóticos: Egipto; la India y, más tarde, en el siguiente
álbum, China. En esta ocasión el reportero no viaja
como enviado de su periódico, Le Petit Vigtième, sino por motivos
de placer. En Los cigarros del faraón los policías Hernández
y Fernández (Dupond
et Dupont, en la versión original) hacen su primera aparición. Adquiere
protagonismo la figura del malvado millonario Rastapopoulos, que ya había tenido una breve
aparición en Tintín en América. Con respecto a anteriores
aventuras, la trama se ha enriquecido considerablemente.
La edición
como álbum independiente de Los cigarros del faraón, en 1934,
corrió a cargo de la editorial Casterman, que desde entonces sería la encargada
de publicar las aventuras del personaje (los tres primeros volúmenes habían
sido editados por Éditions du Petit Vingtième).