Las aventuras de Tintín Los años cincuenta
En 1950 se
crearon los Estudios
Hergé. El autor, que
había afrontado en solitario hasta el momento la responsabilidad de la
realización de los álbumes del personaje (con la excepción de su periodo de
colaboración con Edgar Pierre Jacobs) contó en adelante con todo un equipo
de ayudantes a su servicio. Entre ellos, merece destacarse el trabajo de Bob de Moor. El primer trabajo de los Estudios
Hergé fue un nuevo díptico narrativo en que por primera vez su personaje
realizaba una incursión en el terreno de la ciencia ficción, el constituido por los álbumes Objetivo: la Luna y Aterrizaje en la
Luna, que se
publicaron en la revista Tintín entre el 30 de marzo de 1950 y el 30 de
diciembre de 1953. La publicación se interrumpió 18 meses, entre 1950 y 1951, a
causa del agotamiento de Hergé (Farr, 2002, p. 141).
Hergé
trabajó intensamente en la documentación del nuevo proyecto, hasta el punto de
que, cuando en 1969, más de quince años después de la conclusión de la
publicación de la aventura lunar de Tintín, el Apolo XI se posó realmente en la superficie
de la Luna, la historieta resultó bastante aproximada a la realidad
(Farr, 2002, p. 135) En la ficción, los promotores del viaje son los
gobernantes del pequeño país ficticio de Syldavia, que ya había aparecido en El
cetro de Ottokar; en un lugar aislado, reúnen a numerosos científicos, bajo
la dirección del profesor Tornasol, y construyen un cohete propulsado por energía atómica, cuyo diseño se inspira en el del V-2 de Wernher von Braun. A bordo subirá Tintín, junto con Milú,
Haddock, Tornasol y —polizones involuntarios— Hernández y Fernández. El éxito
del viaje lunar de Tintín fue tal que, después de que Neil Armstrong pisara la superficie de la Luna,
la revista Paris Match encargó a Hergé la realización de
una breve historieta-reportaje narrando la siguiente misión espacial, la
del Apolo XII.
En diciembre
de 1954 se inició la publicación de la siguiente aventura de Tintín, El asunto Tornasol, una historia de espionaje, con el
telón de fondo de la guerra fría, cuya acción se desarrolla en Borduria, un país cuyo régimen dictatorial tiene
grandes similitudes con los de los países comunistas de la Europa del Este (su
ideología, el bigotismo, recuerda poderosamente el culto a la
personalidad de Stalin en la Unión Soviética).6 En el álbum aparecieron por primera vez dos de los secundarios
más recordados de la serie: Serafín Latón, "tipo característico del
bruselense satisfecho de sí mismo" (Sadoul, 1986, p. 109) y el malvado coronel Sponsz. Con la finalidad de documentarse para
la realización del álbum, Hergé emprendió un viaje a Suiza, ya que parte del argumento se desarrolla también
en Ginebra.
La siguiente
aventura fue Stock de coque, álbum en el que Hergé regresa al mundo
árabe, que ya había visitado en anteriores entregas de la serie (Los
cigarros del faraón y En el país del oro negro). El álbum
es una denuncia de la esclavitud: Tintín debe en esta ocasión combatir
contra una red de traficantes de armas y de esclavos, que afecta a musulmanes
africanos en peregrinación a La Meca. Stock de coque recibió
críticas por el lenguaje estereotipado de los africanos, y Hergé fue tildado de
racista, por lo que en 1967 publicó una nueva edición del álbum, corregida, en
la cual modificó la forma de expresarse de las víctimas del tráfico de esclavos
(Farr, 2002, p. 152-153).
Cuando
terminó Stock de coque, Hergé se encontraba inmerso en una profunda
crisis personal. Su matrimonio con Germaine Kickens se había roto a causa de su
relación con la que se convertiría en su nueva esposa, Fanny Vlaminck, una
joven que trabajaba en los Estudios Hergé y a la que doblaba en edad. La
respuesta de Hergé a esta crisis fue la escritura de uno de sus álbumes más
conocidos, Tintín en el Tíbet,nota 11 que el propio autor consideraba "un canto a la
amistad". En este álbum reaparece Tchang, el compañero de Tintín en El
Loto Azul, y el protagonista arriesga su vida por salvarlo. La historieta
refleja también la situación del Tíbet, que había sido invadido por China en 1949; además, solo nueve meses antes de que
concluyese la publicación de la historieta, el Dalái Lama se había exiliado en la India huyendo de la represión china. Hergé toma
nítidamente partido por los tibetanos. Aparece también en el álbum el
mítico Yeti, sobre el que el autor de Tintín había leído
abundantemente.[cita requerida]
La década de 1950 significó el comienzo del éxito
internacional de la serie. En 1956 se llegó por primera vez al millón de
ejemplares anuales vendidos de álbumes de Tintín (Sadoul, 1986, p. 17), y se iniciaron las traducciones a varios idiomas
extranjeros (véase la sección Traducción a otras
lenguas).