Las aventuras de Tintín Personajes
Tintín
Tintín es un joven reportero belga que se
mete a menudo en problemas por defender causas justas. Su apariencia física y
su vestuario apenas cambian a lo largo de los años. De baja estatura, es rubio
y luce un tupé característico, su principal seña de identidad, junto con los
pantalones bombachos que llevará en todos sus álbumes (a excepción del
último, Tintín
y los Pícaros,
donde lleva pantalones vaqueros). Se presenta, desde su primera aventura,
como periodista: viaja a la Unión
Soviética y
después al Congo en calidad de reportero de Le
Petit Vingtième,
aunque solo en Tintín en el país de los soviets se le presenta escribiendo un
reportaje. A partir del tercer álbum de la serie, deja de haber referencias al
diario en que colabora Tintín, aunque el personaje no deja de presentarse como
reportero, y utiliza en ocasiones su profesión como medio de hacer averiguaciones
en sus aventuras.
En los
álbumes no se dan nunca indicaciones sobre la edad de Tintín, ni sobre sus
circunstancias familiares, afectivas o sexuales, destacando por su
inquebrantable honradez, a la que no es ajena la admiración de Hergé por el movimiento scout. Del mismo modo,
También
carecía de sentido de humor, aunque se moviera en historias donde el humor
jugaba un papel importante. Si al principio éste corría de parte de los
villanos, tan patosos como malos, pronto aparecieron personajes como Hernández
y Fernández, el capitán Haddock o el prof. Tornasol, redondeando un reparto que
ha hecho inmortales e inolvidables a las aventuras del personaje.
Milú
Desde su
primera aventura, Tintín está acompañado por su mascota, Milú, un fox terrier blanco, siendo por tanto el único
personaje, además del protagonista, que aparece en todas las aventuras de la
serie.
Milú no es
capaz de hablar, pero sus pensamientos aparecen a menudo verbalizados en los
globos de diálogo. Generalmente es capaz de hacerse entender. Su afición por
los huesos y su más humano que canino interés por el whisky (en especial de la marca Loch
Lomond, la preferida del capitán Haddock) desencadenan a menudo situaciones
cómicas.
El capitán
Haddock
El
capitán Archibaldo
Haddock es un
capitán de la marina mercante cuya nacionalidad no se aclara en los álbumes
(¿inglés, francés o belga?), aunque sí se sabe que tiene un antepasado francés
(el caballero de Hadoque, marino al servicio de Luis XIV). El apellido Haddock procede de una
conversación que Hergé mantuvo con su esposa, en la que ella comentó que
el haddock (especie de abadejo ahumado) era un "triste pescado inglés". El nombre de
pila del capitán, Archibaldo, no se desvela hasta la última aventura de
Tintín, Tintín
y los Pícaros (1976).
Arquetipo
del lobo de mar, su apariencia se ajusta perfectamente a este modelo: gorra,
jersey azul con el dibujo de un ancla, poblada barba negra. Rudo y de buen
corazón, aunque de carácter irascible, es el inseparable compañero de Tintín
desde que hizo acto de presencia en El cangrejo de las pinzas de oro, donde es presentado como un personaje
débil y dominado por su alcoholismo. Más tarde se convierte en un personaje
más simpático, aun sin abandonar su debilidad por el whisky, en el que tiene especial predilección
por la marca Loch Lomond (sus borracheras son a menudo
empleadas como gags cómicos). Su mal carácter, su impulsividad
irreflexiva y su amplio repertorio de insultos extravagantes son lugares
comunes de la serie, y contribuyen a dar un contrapunto al generalmente
tranquilo y juicioso Tintín.
Tras la
aparentemente infructuosa búsqueda de El tesoro de Rackham el Rojo, el profesor Tornasol le ayuda a
adquirir el castillo de su familia, en Moulinsart, y posteriormente convertirse en un
pacífico rentista. No por ello, sin embargo, deja de acompañar a Tintín en sus
aventuras, y aparece en todos los álbumes desde su aparición hasta el final de
la serie.
Hernández y
Fernández
Hernández
y Fernández (Dupond
et Dupont en la versión original) son una pareja de policías casi
idénticos (bigote, bombín y bastón son sus tres principales señas de
identidad). Solo se distinguen por el bigote, donde el de Hernández (Dupont) tiene
el aspecto de una D girada mientras que Fernández (Dupond) lo lleva con dos
pequeñas guías o "rabitos", que le dan una forma de T invertida. Pese
a las apariencias, no hay entre ellos ninguna relación de parentesco. Se ha
dicho que Hergé pudo inspirarse en una fotografía aparecida en la revista
parisina Le Miroir, en que aparecen dos detectives con bigote y
bombín escoltando a un detenido (Farr, 2002, p. 41), pero el autor nunca
confirmó esta información.
Dupond y
Dupont, o Hernández y Fernández, hicieron su primera aparición protagónica en
la serie en Los
cigarros del faraón,
en 1934, con los nombres de X 33 y X 33 bis. Más adelante Hergé les hizo
aparecer en la edición en color de un álbum cronológicamente anterior, Tintín
en el Congo, en
cuya poblada primera viñeta se les puede ver, algo apartados del grupo
principal que despide al reportero. Aparecen en todos los álbumes posteriores
de la serie, con dos únicas excepciones (Tintín en el Tíbet y Vuelo
714 para Sídney) (Farr, 2002, p. 41).
Su
ingenuidad y sus constantes meteduras de pata son las características que más
identifican a estos simpáticos personajes. Destacan igualmente por su afición a
los disfraces.
El profesor
Tornasol
El
profesor Silvestre
Tornasol o Arsenio
Tornasol (Tryphon Tournesol en la versión original) encarna el
arquetipo del científico despistado. Su sordera hace que se aísle en un mundo
propio, sin enterarse de lo que ocurre a su alrededor, lo que propicia un
sinfín de situaciones cómicas.
Tornasol
hizo su primera aparición en la serie en la página 5 del álbum El tesoro de Rackham el Rojo, en 1943, y se convirtió en uno de los
personajes más emblemáticos de la serie, apareciendo en casi todos los álbumes
posteriores. Para su creación, es posible que Hergé se inspirase en los rasgos
del suizo Auguste
Piccard, inventor
del batiscafo (Farr, 2002, p. 106-107). Pueden encontrarse
precedentes suyos en otros personajes de la serie, como el excéntrico egiptólogo Filemón Ciclón de Los
cigarros del faraón o
el Néstor Halambique de El
cetro de Ottokar.
Sus inventos
oscilan entre lo absurdo (la máquina para cepillar ropa o la cama-armario) y lo
genial (el submarino de El tesoro de Rackham el Rojo; el generador de ultrasonidos de El
asunto Tornasol; y,
sobre todo, el cohete lunar de Objetivo:
la Luna).
Su ámbito de
interés científico es tan amplio que difícilmente resulta verosímil. En Objetivo:
la Luna es presentado como un eminente físico nuclear. En Aterrizaje
en la Luna es
capaz de oír perfectamente gracias a su audífono. En El
asunto Tornasol su
invento, capaz de reducir a polvo grandes ciudades, es codiciado por grandes
potencias. En Las
joyas de la Castafiore,
sin embargo, se refugia en su sordera para no enterarse de lo que ocurre a su
alrededor.
Una de sus
pasiones es el cultivo de rosas: incluso crea una nueva variedad que
galantemente dedica a su amor platónico, Bianca
Castafiore.
Bianca
Castafiore
La
cantante italiana de ópera Bianca
Castafiore es el
único personaje femenino de cierta importancia en el mundo casi exclusivamente
masculino de Las aventuras de Tintín. Conocida como «el Ruiseñor
Milanés», la Castafiore es una diva conocida en todo el mundo,
y, sin embargo, su voz es objeto de la más viva animadversión por parte de casi
todos los personajes de la serie (con la excepción del "duro de oído"
Tornasol, quien además se revela en Las joyas de la Castafiore como
su tímido enamorado). Es especialmente detestada por el capitán Haddock, con
quien forma un singular dúo cómico que tiene su actuación más destacada en el
álbum antes mencionado.
La
Castafiore hizo su primera aparición en la serie en El
cetro de Ottokar,
en 1938. En total, aparece en ocho de los álbumes de la serie, incluyendo el
último, Tintín
y el Arte-Alfa.nota 18 A pesar de no encontrarse ella
presente, los personajes la oyen cantar por la radio en al menos otros dos (Objetivo:
la Luna y Tintín
en el Tíbet).
En el
desarrollo de algunos aspectos del personaje tuvo sin duda un importante
papel Edgar
Pierre Jacobs,
colaborador de Hergé desde 1940. Jacobs había sido barítono profesional y fue durante toda su
vida un gran aficionado a la ópera. Hergé, en cambio, detestaba este género
musical, ya que, según sus propias palabras, veía "a la mujer gorda detrás
de la cantante" (Sadoul, 1986, p. 33).
Aunque es de
suponer que una artista de tal celebridad cuente con un amplio repertorio (hay
también referencias a interpretaciones suyas de obras de Puccini y Rossini), en la serie aparece ligada casi
exclusivamente a una sola pieza, el «Aria de
las joyas» del Fausto de Gounod, cuya letra ("Me río de verme tan
bella en este espejo") resulta muy adecuada para su enorme vanidad. Como
corresponde a una diva, está en el centro de atención de la prensa, que le
atribuye romances inverosímiles (por ejemplo, con el capitán Haddock, en Las
joyas de la Castafiore). Su suntuoso vestuario (luce modelos inspirados en
creaciones de, entre otros, Christian
Dior y Coco Chanel) refleja la cambiante moda del siglo
XX. Bianca Castafiore viaja siempre con su secretaria, Irma, y su pianista,
Igor Wagner.
Otros
personajes
Además de
los mencionados, las aventuras de Tintín cuentan con la presencia de varios
personajes secundarios que aparecen en varios álbumes. Es el caso del malvado
millonario Rastapopoulos, principal antagonista de Tintín, del
mercenario Allan
Thompson, del general
Alcázar y su
eterno rival en el gobierno del imaginario país de San
Theodoros, el general
Tapioca, del
mayordomo Néstor, del estrafalario comerciante
portugués Oliveira
da Figueira y del
insoportable Serafín
Latón.
En ocasiones,
Hergé parodió con sus personajes a personas reales, cuyos nombres disfrazaba
solo ligeramente. Es el caso del traficante de armas que aparece en La
oreja rota, Basil Bazaroff, cuyo nombre apenas encubre la referencia
a Basil
Zaharoff. Ezdanitoff, que aparece en Vuelo 714 para
Sídney, está inspirado en Jacques
Bergier, el autor del
difundido libro de esoterismo El
retorno de los brujos,
y el contrabandista de Los cigarros del faraón es un trasunto
de Henry de Monfreid Menos frecuente es la aparición en los álbumes de Tintín de
personajes reales con su nombre verdadero: hay un único caso, el del
gánster Al Capone, que tiene un relevante papel en Tintín
en el Congo y Tintín
en América (Sadoul, 1986, p. 97). Otros están inspirados en
personaje reales con el nombre totalmente cambiado como sería el millonario de
la industria aeronáutica Laszlo
Carreidas inspirado
en el también millonario francés Marcel
Dassault, el dictador
bordurio de El
cetro de Ottokar Müsstler,
su nombre dice que está inspirado en los dos mayores dictadores del siglo
XX, Mussolini y Hitler (Muss- de Mussolini y -tler de
Hitler), el bandido Rastapopoulos se inspira en el también
griego Aristóteles
Onassis, y este último
millonario real se enfrenta a Carreidas en Vuelo
714 para Sidney por
unos cuadros. El Capitán
Haddock, en uno de sus
insultos al General
Tapioca en Tintín
y los pícaros, le
arrea Mussolini de carnaval, inspirado en Mussolini otra vez, el
célebre dictador italiano. (Farr, 2011).
Cameos
En algunos
álbumes, el autor se retrata a sí mismo: en concreto, en Tintín en el
Congo (primera viñeta); en El cetro de Ottokar (páginas
38 y 59); y en El asunto Tornasol (página 13). Su colaborador
Edgar Pierre Jacobs aparece en las mismas viñetas de los mismos álbumes, y
además en Los cigarros del faraón (páginas 8 y 9); y en Las
siete bolas de cristal (página 16). Otro de los colaboradores de
Hergé, Jacques
Van Melkebeke, aparece
también en algunos de los álbumes.
Mención
aparte merecen los cameos de otros personajes de Hergé,
como Quique y
Flupi (Quick y
Flupke) que aparecen ocasionalmente en algunos álbumes: en Tintín en el
Congo (viñeta inicial); en La estrella misteriosa (página
20) y en Las siete bolas de cristal (página 61).
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